La Guarida del Zorro Filoso: La Audioteca del Zorro Filoso (Neil Armstrong y Zorro Filoso - Vladimir Ashkenazy - Beethoven - Sonata No. 16)

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domingo, 25 de enero de 2009

La Audioteca del Zorro Filoso (Neil Armstrong y Zorro Filoso - Vladimir Ashkenazy - Beethoven - Sonata No. 16)

Muchos eventos interesantes sucedieron cuando trabajé en EATON. Desde la crisis económica del ’82 y la expropiación de la Banca, hasta la planta de extrusión y la visita de Neil Armstrong a la planta de Toluca.

En aquellos años de inicios de los 80s, una vez pasados los primeros años de la crisis, EATON inició un camino agresivo de posicionamiento en la industria. Fue el periodo de los holdings de varias empresas. Fue la época en que Eaton Manufacturera se dividió en varios empresas subsidiarias: Eaton Ejes, Eaton Comercializadora, Eaton Servicios de Informática, Eaton Servicios Corporativos, y la pretendida joya de la corona, Eaton Componentes para Motores.

Los inicios de esta planta fueron en 1983, cuando se compraron unos terrenos en el pueblo de Atlacomulco, Estado de México. Poco tiempo después llegaron a nosotros la noticia que el mismo CEO de EATON Corp.vendría para la ceremonia de la primera piedra.

En la planta de Toluca se hicieron algunos trabajos de pintura a la fachada, limpieza a fondo de las calles interiores, etc. En pocos días las instalaciones tenían una mejor presentación. Y el gran día llegó.

Llegó con un rumor que me extrañó pero al mismo tiempo me entusiasmó. Se decía que dentro de la comitiva del CEO venía Neil Armstrong, el primer hombre en la luna. Cuando menos yo sentí que la oportunidad podría sonreírme y conocer a Armstrong. Cuando el Apolo 11 alunizó en 1969, yo me encontraba de visita en un rancho ganadero cerca de Nogales, Sonora. Era propiedad de un primo de mi padre y nos habían invitado a pasar ahí unas maravillosas vacaciones.

Esa noche, oíamos por el radio de transistores como Jacobo Zabludosky y Pedro Ferriz Santacruz, narraban los acontecimientos previos al descenso del módulo lunar. Estábamos fuera de la casa del rancho, a la luz de una fogata, oyendo las noticias y mirando hacia la luna. Fue el clímax de la carrera espacial de EEUU y la hoy desaparecida URSS. Y EEUU la había ganado a pulso.

Y ahí estaba yo, casi 15 años después, esperando la oportunidad de conocer al hombre que culminó la hazaña. Todos andaban con prisas, los gerentes dando las últimas instrucciones de orden y limpieza (aún no estaban de moda las 5 S’s), los guardias de seguridad ultimando los detalles de sus uniformes, los carros fueron retirados de las calles de acceso a la planta.

En algún momento llegó la noticio que ya había salido la caravana del aeropuerto del DF, con rumbo a Atlacomulco. ¡Rayos!, parecía que los planes no incluían la visita a Toluca. El único suertudo de mi área era mi jefe, que como Director de RH estaba invitado a la ceremonia de la primera piedra. Mis esperanzas se desvanecían.

A eso de las 2 de la tarde, llegó mi jefe y me dijo que se había retirado al final de la ceremonia y que no sabía si iban a llegar a Toluca. ¡Rayos, otra vez! En definitiva no llegarían a Toluca.

A media tarde, estando yo en mi cubículo trabajando en unos manuales de capacitación, se presentó en el área el Director de Mercadotecnia, muy ufano y platicador. Comentaba como había sido la ceremonia y mostraba unas fotos Polaroid donde estaban él y Armstrong en un pequeño grupo de personas, todos con una pala en la mano. Alguien de la oficina le preguntó si ya todos se habían ido. Respondió que no, que Armstrong estaba en la Recepción.

¡Caray, y yo perdiendo el tiempo viendo esa fotografía!

Salí de la oficina rumbo a la Recepción y sí, ahí estaba él. Estaba rodeado por unas tres secretarias del área financiera, hablando algunas cosas en un poco de inglés. Todos reían cómodos, inclusive Armstrong. Nadie salvo él, las tres secretarias y yo estábamos en la Recepción. Recordé que algo nos habían pedido, en los días previos a su visita, de que no le pidiéramos autógrafos. Qué él acostumbraba no darlos.

Pero sacando por enfrente mi rebeldía juvenil, de mis recuerdos de tantos años de aeromodelista, de mis estudios de ingeniería aeronáutica en la ESIME, no dudé ni dos segundos. Eché manos a mi cuadernillo de bolsillo, que usaba a guisa de agenda, y mi pluma, me acerqué más a él y en inglés le dije algo así como: “Hi, Mr. Armstrong. I am too an Aeronautical Engineer and a great admirer of your journey”.

Armstrong es más alto que yo, fácilmente llegaba a los 1.9m y aunque tenía 53 años de edad, mi misma edad en este año, conservaba el mismo gesto facial y sonrisa que le había visto en muchas fotos.

No sé si mi comentario lo tomó por sorpresa, cosa que dudo en base a su experiencia en la NASA y haber sido miembro del Board of Directors de Eaton Corp., pero me aceptó mi libretita y mi pluma. Y estampó su firma en sus hojillas. Feliz le estreché su mano y se lo agradecí con un sonoro “Thank you!”.

Las muchachas quedaron boquiabiertas, ellas sabían de la prohibición. Una de ellas reaccionó y también sacó una hojita. Armstrong también la firmó alegremente. Pero en menos de que nos diéramos cuenta aparecieron en la Recepción la comitiva del CEO de EATON, quién al ver a Armstrong tan solo le dijo en viva voz: “Neil, let’s go!”

Armstrong tan solo nos saludó con la mano, despidiéndose, y se retiró con el grupo. Nos quedamos solos las tres muchachas y yo. Nos regresamos a nuestros lugares de trabajo. Al poco tiempo llegó mi jefe y me preguntó que si era cierto que tenía un autógrafo de Armstrong. Le dije que sí y se lo mostré. La verdad, pensé que me regañaría por mi desobediencia. Pero no, vio la firma, y me regresó la libreta diciendo: “¡Pinche Carlitos, por eso me caes bien!

La otra muchacha y yo fuimos la novedad de la planta por unos días, hasta que la anécdota se desvaneció por si sola.

Años después ya no estaba en EATON, sino en UNIROYAL, la empresa llantera a la que me cambié a finales de 1984. En un descuido mío, había tomado la hojita del autógrafo y puesto en un libro que llevaría a unos cursos que di en Querétaro, cuando UNIROYAL tenía una planta en esa ciudad. En el trajín por terminar el curso a tiempo y regresar el mismo día al DF, olvidé el libro y el autógrafo en el hotel de Juriquilla. No me di cuenta de la tragedia hasta cuando llegué al DF y bajé el material didáctico de mi Caribe. Me faltaba el libro y el autógrafo.

No diré que lloré la pérdida, pero sí me pudo mucho. Hoy me entero que un autógrafo de Armstrong se cotiza en eBay hasta en mil dólares. Yo no lo habría vendido, claro, pero hubiera sido un tesoro apreciadísimo y protegido, como lo haría Smeagol con el anillo de Saurón.

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El año pasado platicaba con ustedes en la Audioteca del Zorro Filoso, acerca de los pianistas que tengo en mi colección. Y mencionaba, entre ellos, a un pianista excelente, al que nuestro amigo forista Jgutierrezc pudo disfrutar en un concierto en Moscú.

El pianista es Vladimir Ashkenazy y su disco lo compré en algún momento de 1983 a 1985, que fue cuando más asistía a los conciertos de la OFUNAM en la Sala Nezahualcóyotl. Casi siempre, a mitad del programa, se incluye una pieza para orquesta y algún instrumento solista, y recuerdo mucho una ocasión en que un pianista, de cuyo nombre no me acuerdo, interpretó una Sonata para Piano de Beethoven de manera magistral. Tanto que los mismos músicos de la orquesta no cesaban de aplaudir también.

Me llamó la atención ese hecho y busqué después alguna Sonata para Piano en mi discoteca cercana. Encontré este disco, sin sospechar la magnífica interpretación de Ashkenazy. Pueden ver aquí su perfil - http://es.wikipedia.org/wiki/Vladímir_Áshkenazi

Sobre la Sonata para Piano No. 16, es difícil decidirse por alguno de sus tres movimientos. Los tres son muy bellos, pero el tercero (un rondó – allegreto) es mi preferido. A un solo tema musical Beethoven le da variaciones, adornados y notas sincopado, que no aburren y mantienen un ritmo alegre y jocoso. Además, el final del movimiento es una especie de broma, cuando parece que todo acaba tranquilamente los pocos segundos finales arremete en un final explosivo y célebre.

Que disfruten esta semana de esta bella composición.



8 comentarios:

Alletta dijo...

Debió ser triste perder el autógrafo, sería el colmo que el autógrafo que andan subastando en e-bay fuera al que "alguien" se encontró en un hotel :S pues un auténtico fan no creo que ande vendiendo esos recuerdos.

Nuevamente disfruté muchísimo el post :D

Apologética dijo...

SALUDOS

Carlos Domínguez, dijo...

Bienvenido, Apologética. Aquí podrás escuchar buenas anécdotas, música y algunos comentarios de mis amigos.

Debo decirte que este blog apenas lo he iniciado y hay un buen número de modificaciones que quiero hacer. Al tiempo.

Por cierto, he leído tu blog y tal vez pudieras catalogarme como un férreo crítico a las corrientes New Age. Con el debido tiempo leeré tus comentarios y tal vez me atreva a darte mi opinión.

Te mando un saludo.

Anónimo dijo...

yo tambien perdi ,hace menos de 2 meses,un autografo de Neil Armstrong y de Richard Gordon,otro astronauta.
Los obtuve cuando estuve en Brazil ,Rio de Janeiro en octubre de 1966, estos astronautas,que venian de la mision Geminis,se alojaban en el Copacabana Palace,estaban de gira por algunos paises de Sudamerica,fui con mi esposo a esperar que salieran,y tuve exito porque ambos muy amablemente me firmaron en un librito de propaganda turistica,mientras mi esposo los filmaba con una camara super 8,nosotros estabamos de luna de miel.Con motivo de celebrar nuestro aniversario de bodas en Rio,para octubre 2009,quise mirar ese librito que por mas de 42 anios estuvo guardado,con tan mala suerte que lo deje al lado de unos periodicos y en un descuido mio, mi esposo tomo los periodicos y el librito y sin querer los arrojo a la basura.Te imaginas que comprendo lo que sentiste al olvidar ese autografo,pero en mi caso tengo que pensar que gracias a Rio lo obtuve y gracias a Rio lo perdi,me queda la filmacion que pase a dvd.
Luisa Bak

Carlos Domínguez, dijo...

Armstrong del Gemini VIII y Gordon del Gemini XI.

Recuerdo que transmitían todos los lanzamientos de Gemini por los canales de EEUU, y nosotros estando en la frontera México-EEUU recibíamos la señal perfectamente.

Armstrong ha sido el único astronauta que he conocido personalmente. Me dejó una buena impresión, irradia buena vibra como se dice.

Lamento que hayas perdido el autógrafo, pero te queda el consuelo de tener la película super 8 de ambos astronáutas.

Me parece que vives en Buenos Aires, ¿cierto?, me encantaría conocer esa ciudad. De Argentina conocí bien a Pedro Andruchow Sr., porteño también, cuando trabajé precisamente en EATON.

Les mando, a tu esposo y a tí, un mexicanísimo saludo.

¡Ajúa!

Anónimo dijo...

sr,Carlos Dominguez,gracias por responderme,me sentia fatal por haber perdido de manera tan 'tonta',algo tan preciado para mi ,pero como bien dices me consuelo mirando la filmacion ahora en dvd.Si, vivo en Buenos Aires y en octubre festejaremos con mi esposo ,nuestro 43 aniversario de bodas, en la misma ciudad de nuestra luna de miel:Rio de Janeiro,un saludo.
Luisa Bak.

Carlos Domínguez, dijo...

Luisa Bak:

Les deseo a ambos felicidades en su 43 aniversario.

Que disfruten de su viaje de bodas.

Mantengan contacto con Zorro Filoso.

Anónimo dijo...

gracias Carlos!un saludo Luisa.