La Guarida del Zorro Filoso: Creer en el Padre es Amor

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martes, 28 de abril de 2009

Creer en el Padre es Amor

Después de leerlos a todos, en todos los Foros en que participaron, no tengo más que felicitarlos a todos. Muy buenas sus argumentaciones.

Pero eso es apenas la primera parte.

El mencionado «escándalo» nos lleva a un corolario interesante: si Dios se muestra tan contradictorio, tan “humano”, ¿el primer deber de la Iglesia (todos los bautizados) de hoy día es ser «creíble» para los hombres de nuestro tiempo?

¿Debemos los católicos (y los cristianos por extensión) esforzarnos en volver creíble la historia de la salvación? ¿Debemos los bautizados, y los hombres de buena voluntad, buscar los medios a nuestro alcance para convencer sobre la credibilidad de nuestro pensamiento?

La importancia de la respuesta a estas preguntas no es menor. Encierra en sí misma la esencia la fe y, por tanto, su sustentabilidad.

El ex‑arzobispo de Bolonia, Mons. Giacomo Biffi, quien tiene una particular visión sobre el catolicismo, dice: “… La Iglesia debe esforzarse en primer lugar en ser creyente. Querer ser creíble a toda costa significa preocuparse excesivamente por la escala de valores dominante en ese momento; significa ponerse a remolque del mundo y sus humores, aceptarlos como amos siempre cambiantes. Intentemos ser verdaderamente creyentes, es el único modo seguro, y permitido a los cristianos, de resultar creíbles.”

Esta aseveración de Mons. Biffi me hace recordar el Credo de la misa católica. Los “Creo en…” que en forma automática muchos de nosotros repetimos, sin darnos cuenta de lo que afirmamos:

[i]Creo en un solo Dios, Padre, …
Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios…
Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida…
Creo en la Iglesia que es Una, Santa, Católica y Apostólica…[/i]

Entonces, ¿cómo se conecta este «Credo» con el «escándalo» de Dios?

Lo veo sencillo. Nuestro primer interés no sería volver creíble a un Dios con características tan negativas, sino más bien tener conciencia de que Jesucristo es camino de verdad, el verdadero camino de Salvación.

Viendo a Jesús, vemos al Padre. Esto lo dice Jesús a sus discípulos. Y a Jesús lo vemos orando, curando, enseñando, compadeciendo, llorando, perdonando. Si creemos esto de Jesús, debemos creer lo mismo del Padre.

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